domingo, 21 de febrero de 2010

Santiago


Estrenaste mi vientre hace 23 años, una tarde de primavera...
Al principio eras un revolotear de mariposas dentro mío.
Luego fuiste un duendecito rubio que entró en mi vida, dándole un nuevo significado a la palabra Amor.
Cada descubrimiento que hiciste, cada paso que diste, era seguido por mi mirada maravillada.
Eras mi creación!
Tuvimos que soportar vientos muy fuertes,
tuvimos que soportar el abandono...

Con vos aprendí que desde que se es mamá
se pierde la paz y la cordura,
la objetividad y la coherencia...
Nunca volví a respirar tranquila,
siempre al tanto de tus idas y venidas,
de tus alegrías y tristezas...
Deseo para vos, hijo querido, una buena vida,
una vida digna.
Y que todos tus buenos sueños se realicen...
Mamá

jueves, 18 de febrero de 2010

A un mes de tu partida


Cuando naciste, te ofrecí mis pechos para saciar tu hambre. Mis pechos que habían alimentado a tus hermanos...
La cuna que recibió tu cuerpecito tibio había sido el lecho que meció los sueños de San y Melina antes que los tuyos...
Heredaste bicicletas, guardapolvos, juguetes y libros...
Fueron tan pocas las cosas que estrenaste!
Si hasta el amor que te fue dado, traía la huella de los besos de tu hermano...

Hoy estrenas las estrellas, la luna... el universo todo. Todo es tuyo. Sólo tuyo.

Hoy, hijo querido, compré una cruz para tu tumba.

domingo, 14 de febrero de 2010

Miedo al Olvido...

Tengo miedo de olvidarme de tu risa,
tengo miedo de olvidarme de tu voz.
Dejar que el tiempo como leve brisa
borre con su paso los sonidos del amor.

Tengo miedo de olvidarme de ese gesto
que entre pícaro y compinche me dejaste
esa complicidad que compartimos
y que hace aún más dolorosa tu partida.

Tengo miedo de olvidar esa caricia
que al descuido dejaste en mi regazo.
Perder la huella de tu abrazo
como se pierden las huellas en la arena.

Tengo miedo de olvidar tu escencia
de muchacho bueno, de noble persona,
de buen compañero, de excelente amigo,
de locos arranques, seductor eterno...

Tengo todo guardado dentro mío
convirtiéndome en guardián de tus recuerdos.
Risa, voz, gesto, caricia y escencia,
conviviendo con el miedo al olvido...

sábado, 6 de febrero de 2010

A veces, la muerte se equivoca...


Mi primera impresión fue de irrealidad, de ciega culpa; luego, quise ya estar en el día siguiente, que todo hubiera pasado. Acto seguidi entendí que esa voluntad era inútil porque la muerte de mi hijo era lo ÚNICO que había ocurrido en el mundo, y seguiría sucediendo sin fin...

miércoles, 3 de febrero de 2010

Fernando


Llegaste hace 19 años... una tarde de comienzo del verano.
No te buscamos. Esa fue una espina clavada para vos el resto de tu corta vida: "Má, ustedes no me querían?" No te buscamos, pero cuando llegaste, te quisimos... ¿Te conformaba esa respuesta?
Cuando estaba por llegar Agus, desde tus trece años me preguntabas: "Cuando nazca el bebé, ¿me vas a seguir queriendo a mí?" Y yo te explicaba que cuando el amor se comparte, no se divide, sino que se multiplica. ¿Supiste entenderlo? ¿Te sentiste amado? Preguntas que para mí van a quedar sin respuestas, sólo aquellas que voy armando con los retacitos de recuerdos, anécdotas, comentarios que le hiciste a tu hermana o a tus amigos...
Me acuerdo cuando una vez alzaste a tu hermanito, y me dijiste: "vos no sabés cómo lo amo yo a este bebé!" Qué ternura sentirte tan capaz de amar... Como amaste a tu abu, al tío Aldo (más papá que tío), como amaste a Melina, como me amaste a mí.
A tus 15 empezó el desfile de chicas... siempre más grandes que vos, ante mi asombro y mi espanto. 15 años vos y 19 ella! Será normal esa chica...?
Luego, el "gran amor de tu vida", Mayra morocha (de alguna manera había que diferenciarla de la rubia, no?), que se alejó de tu vida cuando más la necesitabas, cuando nos dejó la Abu. Ambas se fueron produciéndote un gran dolor, un gran vacío...
Y ahora... quien se fue sos vos. Quien me deja con el gran vacío, que sé que por el resto de mi vida no va a llenarse con nada.
Podré seguir adelante. Podré seguir amando. Podré seguir disfrutando. Puedo seguir respirando, seguir siendo una persona formal y correcta, pero este dolor, este gran dolor, no va a cesar nunca. Esta rabia sorda de saber que no vas a estar más, que tus sueños y proyectos se truncaron.
Ahora sólo queda esperar la aceptación.
Y seguir viviendo, por mis otros 3 soles, esperando algún día, reencontrarnos nuevamente...